Uno de esos impulsos llegó a través de la actividad de sus cabildos que tuvieron una doble pretensión cultural. Por un lado, la elevación del nivel académico de sus miembros, a cuyo efecto crearon y dotaron la Escuela de Gramática, regida por los maestrescuela, homes de grand sciencia.
Uno de ellos, el notable Andrés Gutiérrez Cerezo, fue el autor de la Grammatica, primera obra impresa en Burgos por Fadrique de Basilea. Por otra parte, impulsaron la modernización cultural de la sociedad a través de la implantación de la imprenta de fábrica y, anteriormente, del uso de las existentes en la ciudad a las que daban trabajo de impresión y encuadernación de gran número de obras de espiritualidad y culto, propiciando la permanencia en Burgos de los grandes impresores que poblaron con sus establecimientos la cuesta del Azogue, donde, asimismo, proliferaron las librerías. Como ejemplo más representativo, la imprenta de Fadrique Alemán de Basilea, centro de impresión de la primera edición de la obra de Fernando de Rojas La Celestina, en 1499, ubicada en un privilegiado lugar desde el que contemplar la Catedral. Además de ello, y al mismo tiempo, se formaban el archivo capitular y la biblioteca de la Catedral, dos focos de utilización permanente de la lengua, en especial el archivo, en el que se refleja pormenorizadamente la vida del cabildo e indirectamente la de la sociedad burgalesa y pueden comprobarse las características del idioma que se utilizaba en cada momento histórico.